A pesar de la dura derrota de 3-0, México logró colarse a los octavos de final gracias a la victoria que el equipo coreano consiguió sobre Alemania.
La definición de los grupos llegó hasta el Grupo F, donde las selecciones Mexicana y Sueca tendrían que definir si su futuro estaba en los Octavos de Final o en casa, porque de perder, junto a una combinación adyacente, tendrían que regresarse a casa eliminados.
Ekaterimburgo era el lugar, un estadio muy peculiar que se despedía de la Copa del Mundo con este juego entre aztecas y vikingos.
Presión vikinga
El partido comenzó de manera peligrosa para México. Suecia rápidamente encontró jugadas a táctica fija que estuvieron a punto de concretar, pero la defensa rival, de manera apurada y sin escatimar lograba rechazar el peligro del área.
El Tricolor estaba algo nervioso, gran parte de ello producto de la constante presión sueca que cada vez que se aproximaban al arco ponían a temblar a la afición mexicana que era mayoría en el estadio.
La más clara del combinado amarillo la tuvo el delantero Marcus Berg, en una jugada a balón parado que previamente fue rematada por el capitán Andreas Granqvist, quien era la válvula europea en este tipo de jugadas paradas.
Poco a poco México encontró espacios y mediante cambios de juego y velocidad por los extremos supo generar peligrosidad.
Al minuto 15′ se presentaría la más peligrosa, un disparo de media distancia hecho por Carlos Vela que hizo pensar al aficionado azteca que el cero podía romperse, pero lo que rompió fue la trayectoria del esférico que apenas rozó el vertical defendido por Robin Olsen.
Minutos después, el dramatismo inundó la Arena de Ekaterimburgo cuando el VAR llamó al árbitro argentino Néstor Pitana a revisar una jugada en el área mexicana que dependiendo de la decisión podía convertirse en penal a favor de Suecia.
Esto mediante un balón rechazado por Javier Hernández que antes de hacer contacto con la pelota, esta tocó la parte del vientre para después impactar en el brazo, jugada que desde distintos puntos arbitrales pudo haber sido marcada diferente.
Con el nervio a flor de piel y ambas escuadras decididas a dejar todo para el segundo tiempo, el nazareno sudamericano pitó el final con el empate a cero en la pizarra.
Ya en la parte complementaria pasó algo que enfrió los ánimos del seleccionado mexicano.
Debacle azteca
Suecia pegó y pegó duro, Ludwig Augustinsson fue el encargado de dar ese latigazo que mandaba a su selección al primer lugar del grupo.
Dentro del área se encontró con una tremenda soledad que no fue desaprovechada, controló el balón y de derecha venció a Guillermo Ochoa para dar un sólido y frío golpe a todo el territorio azteca.
Sin embargo, el golpe fue doble y es que al minuto 60′ el arbitraje señaló penal a favor del equipo Blågult y después de mucha polémica el árbitro Pitana no soltó su decisión y el capitán Granqvist puso la segunda anotación del encuentro y su segundo del torneo, proclamándose como un jugador confiable en los tiros penales.
México estaba devastado y al minuto 73′ Edson Álvarez en propia puerta terminó por hundir los ánimos.
Suecia ya tenía tres e indiscutiblemente era primero del sector. Por su parte, el Tri dependía de lo sucedido en el Corea ante Alemania, donde seguían empatados a cero y si el marcador prevalecía los dirigidos por Juan Carlos Osorio estaban dentro en segunda posición.
Ayuda Coreana
La afición estaba completamente conectada en el otro encuentro y un gol coreano hizo explotar a todo el estadio porque Suecia estaba dentro, al igual que México, mientras tanto Alemania estaba eliminada en ultima posición.
Pero no solo fue uno, sino dos, porque un equipo germano desesperado dejó facilidades y esto hizo que el conjunto asiático ganara su encuentro 2-0, eliminando a Alemania y metiendo a México a los Octavos de Final.
Ambos combinados esperan rivales, los cuales saldrán del Grupo E, donde en los próximos minutos Serbia, Suiza y Brasil se disputarán el pase a la siguiente ronda.
Imagen: FIFA