El conjunto sevillano se impuso 3-2 al Inter de Milán en un partido caótico y que tuvo de todo.
El encuentro era presupuestado de alto nivel y no falló con ninguna de las predicciones. Desde el minuto 1, ambos conjuntos buscaron hacerse daño, se atacó mejor de lo que se defendió.
Y fue la escuadra italiana quien pegó primero. De un tiro de esquina ibérico, la zaga nerazzurri rechazó, combinaron para Nicolò Barella y éste habilitó al espacio a Romelu Lukaku, que ganó en carrera a Diego Carlos y terminó derribado en el área para un penal que él mismo convirtió para el 0-1 apenas al 4’.
Aún así, el partido siguió su tónica y los españoles comenzaron a crecer. El juego abierto del Sevilla comenzó a fluir y así es como llegó el 1-1 al 11’. Jesús Navas combinó y centró para que Luuk de Jong se tirara una «palomita» y venciera a Handanovic.
El ritmo era monstruoso. Al 32’, una jugada a táctica fija le dio a Luuk de Jong su doblete, al rematar a pase de Banega su décimo tanto de la temporada. Sin embargo, tres minutos después, Diego Godín hizo vale su poderío aéreo y puso el 2-2, partido de locos.
Para el segundo tiempo, la tónica bajó en intensidad aunque Diego Carlos salvó un disparo de Gagliardini, la «suerte» del campeón se hacía presente.
Después, llegó la atajada de Boro y a Romelu Lukaku el destino lo empezó a despreciar. El belga escapó en velocidad de la marca de Diego Carlos y cuando iba a definir, el marroquí realizó el famoso ‘cristo’ y paró con su pie izquierdo al 64’.
Y el brasileño hizo su acto final. Jugada nueva a pelota parada, rebote en el área y Diego Carlos tiró una chilena que Lukaku terminó empujando en su propio arco, era el 72’.
Todavía al 81’, el francés Koundé salvó en la línea un punterazo de Alexis Sánchez, el drama seguía y ahí terminó.
Los de Julen Lopetegui hicieron acto de su «pedigree» en Europa League y cerraron el encuentro y así, consiguieron su sexta corona en su hábitat.