En un dramático primer partido que se fue a los tiempos extra, los Golden State Warriors supieron encarar los últimos cinco minutos y llevaron el primer partido de la serie final por marcador de 124-114.
Por si no hubieran sido contundentes tres finales, Cleveland Cavaliers y Golden State Warriors, volvieron a demostrar que son los dos equipos que actualmente se cuecen a parte en la NBA al protagonizar cuatro campeonatos consecutivos.
El ruido y la algarabía en el Oracle Arena no le era ajeno a Cleveland, quien comenzó el partido a la altura y comportándose de muy buena manera a base de efectivos disparos de dos puntos.
Sin embargo, los tradicionales “bombazos” de larga distancia orquestados por Stephen Curry, lograban que el conjunto de Golden State estuviera a la par en los primeros minutos del duelo.
Todo iba bien, pero muy temprano en el partido la incertidumbre agobió el Oracle, cuando Klay Thompson tuvo un accidental altercado con J.R Smith, en donde el originario de Washington State sufrió una torcedura de rodilla.
Esto originó que Thompson saliera de la duela y se fuera directo a las bancas para ser evaluado, donde se determinó que podía jugar siempre y cuando utilizara un vendaje especial.
Los primeros doce minutos del juego arrojaron un resultado contundente. Cleveland tenía 30 puntos, mientras que Golden State 29, dejando así entrevisto que sería un encontronazo de espectáculo asegurado.
Los Cavs eran levemente superiores. El plan destapado por el entrenador Tyronn Lue estaba funcionando a la perfección, ya que sus pupilos eran efectivos en demasía, sobre todo Lebron James, quien colaboró con 23 puntos para que su equipo se estacionara en 56 unidades.
Del otro lado no se quedarían con los brazos cruzados, pues en la última jugada del segundo cuarto, Curry lanzó un disparo de tres puntos que fue encestado, volviendo así loca a toda la afición que veía el marcador empatado en la primera mitad.
En el tercer cuarto, los californianos demostraron que siguen siendo el mejor equipo de la liga en dicho periodo.
Apenas iniciado el complemento, Warriors se fue siete puntos arriba, pico más alto de toda la tercera parte, y luego de un mano a mano bastante interesante entre Curry y James, los locales terminaron por imponerse parcialmente en el score 84-78.
Los visitantes dependían mucho de Lebron James y Kevin Love, sobre todo a la ofensiva que estaba un poco apagada, pero que aún así tenían vivo en el partido a Cleveland.
Ya en el cuarto cuarto, las cosas se pusieron de alarido. Golden State estuvo encima de Cleveland por una posición la mayor parte del tiempo y un ápice de desconcentración hacia que los campeones de la conferencia este emparejaban el encuentro.
El tiempo hacía ver muerto a los Cavaliers, pero con menos de un minuto en el reloj, Lebron y compañía sacaron la casta y se dieron el lujo de irse arriba en el marcador, 103-102. Pero con los últimos minutos en el cronómetro, Golden State empató el partido a 107 y todo se fue al alargue.
Al final, los Warriors no se quedaron con las ganas de nada y aprovecharon por completo todas sus oportunidades al aro para pasar por encima de unos Cavs, que tuvieron un brutal amparo de 51 puntos por parte del “Rey” Lebron y que también perdieron la cabeza por mala conducta de Tristan Thompson.
Foto cortesía: NBA.