Era la mañana del 15 de noviembre del 2009 cuando Monterrey despertó con una noticia desgarradora, el ‘Tano’, el segundo de la dinastía De Nigris, había fallecido en Larisa, Grecia a la edad de 31 años.
‘Toño’, querido por muchos, idolatrado por otros, siempre había destacado por su carácter y corazón que dejaba en cada una de sus presentaciones en el terreno de juego, paradójicamente, este último falló y la vida se esfumó en sus sueños.
Pero no así su legado, ese que comenzó el primer segundo que su espíritu abandonó su vida terrenal. Ese ímpetu de guerrero que acompañó al artillero y hermano Aldo en aquella Liguilla que a la postre, se convertiría en el tercer cetro de Liga para el equipo de sus amores, los Rayados de Monterrey.
Un hombre bueno, carismático y entrón, capaz de llenar estadios fuese cual fuese la circunstancia, un sábado cualquiera a las 19:00 horas para encarar un partido del campeonato mexicano o una misa dedicada para él, a las 12:00 horas y con sede en su Estadio Tecnológico.
Querido trotamundos, por si no te has enterado, te pongo al corriente. Tu hermano, referente del club como máximo goleador mexicano, ha colocado una estrella más al escudo que tanto amaste, ahora desde el banquillo.
Todo lo que conociste en infraestructura, ha mejorado al 200 por ciento. El ‘Tec’ dejó su lugar al flamante Estadio BBVA, el equipo de tus amores se colgó un nuevo cetro internacional y fue a la conquista del mísmisimo Azteca, emulando quizá cuando un regiomontano vulneró a Brasil en su debut como seleccionado.
A 11 años de su partida, a Antonio de Nigris Guajardo se le recuerda como guerrero, como aquél temerario que desafió todos los obstáculos para llegar a ser lo que fue, que recorrió el mundo entero jugando a la pelota pero siempre con su bandera de ilusión de color azul y blanco.
Hasta siempre, ‘Tano’.