La pelota suele ser caprichosa con algunos de sus mejores seguidores y exponentes, las historias de éxito roban los reflectores de todos, sin embargo, aún en el deporte más popular del mundo, la desgracia hace su terrible acto de presencia.
En la sabana africana, el majestuoso león ruge poderoso por su territorio. Dotado de una inconmensurable grandeza, ‘patrulla’ su extensión territorial y puede tardar días para regresar a la base de operaciones de su reinado, aun así, siempre regresa a su casa.
Esta analogía tiene una similitud con uno de los ‘Leones’ más grandes y respetados del Athletic de Bilbao, Aritz Aduriz. El delantero donostiarra emprendió la vuelta al que es y siempre será su hogar para labrar con letras doradas su nombre en las hojas con antigüedad de 122 años de historia del Athletic.
Poseedor de un remate de cabeza descomunal, ‘Adu’, como cariñosamente le llaman en el plantel, luchó con su coraje indiscutible por su amada institución. En los tiempos dónde la penumbra amenazaba con ensombrecer a los suyos, él mismo se encargó de remar contracorriente y como luz, hizo que todo aquél que estuviera a su alrededor brillara, llevando a su manada a los máximos escaparates del fútbol europeo a nivel de clubes.
Un ser labrado a base de esfuerzo y trabajo, pero de igual manera tocado por la varita mágica –algo tarde pero seguro-. Los fríos números son benévolos con él, ya que lo acreditan como el máximo anotador en la historia de los ‘Leones’ con 172 goles. Su portentoso salto hacía elevar las pulsaciones de los asistentes en San Mamés ya que sabían que algo grande estaba por venir, el perfecto asesino del área con sangre fría para realizar remates de tinte quirúrgico, pero de sangre caliente para sacar de su ‘chistera’ piruetas dignas de su calidad indudable, la última de ellas frente al mismísimo gigante de Cataluña.
Le gustaban los números grandes, era capaz de llevarlos a cabo y nunca le huyó a esa responsabilidad.
Un día le convertía cinco al Genk belga y al otro colaboraba con cuatro para ganarle una Supercopa al mismísimo Barcelona de Lionel Messi y compañía.
La esperanza de vida promedio de un león en naturaleza es de 10 a 15 años, pero no para Aduriz. Reculó a su casa con 30 años en la mochila y tal cuál un buen vino, rugió estruendosamente en 159 ocasiones, cuando antes de ésta edad contabilizaba 54.
A la cercanía de su retiro se vislumbró el mejor escenario para decir adiós, un inédito duelo vasco por la Copa del Rey.
Athletic vs Real Sociedad… Bilbao vs San Sebastián… Aduriz y compañía por la historia.
Pero a veces ocurren cosas inexplicables. Producto de numerosos combates contra invasores que querían apoderarse y conquistar su territorio, la cadena del ‘león’ Aduriz ha dicho: ‘Basta’.
“Olvidémonos de los finales soñados, porque ya tendremos tiempo de despedirnos”, claro que lo habrá…pero cuesta creer que el destino te haya negado la oportunidad de colgar tus últimos botines con una Final en la mochila querido Adu.
Sin embargo, ha llegado la hora del adiós, aquí se acabó el camino, majestuoso león…y sí, fue “inolvidable y maravilloso de principio a fin”.
Eskerrik asko.