Las cosas del caprichoso futbol, ser un todopoderoso a ser alguien normal, eso le pasó al Liverpool.
El fantástico equipo del alemán Jürgen Klopp está viviendo eso, tras haber tocado el cielo con sus dedos (literalmente) en cuestión de dos semanas, quien rige la autoridad balompédica se ha encargado de regresarlo al mundo terrenal.
Aquél que ganara la Champions en Madrid comenzó el año futbolístico a tambor batiente. Impuso miedo, obtuvo envidia pero, al por mayor, generó respeto.
Y no era para menos, cada rival que se le colocaba enfrente lo destrozaba, el famoso ‘heavy metal’ de Klopp mantenía su esencia pero había mejorado desde aquélla Final en Kiev tan dolorosa por los hierros de un condenado Karius.
No encuentro una descripción más clara que la siguiente:
Los ‘Reds’ son una manada de perros perfectamente coordinados para morder en el terreno de juego del minuto 1 al 90, cuentan con afinados movimientos para romper líneas enemigas, jugadores exquisitos para causar vértigo que maree a sus rivales y, sin embargo, cada uno está dispuesto a morir en cada pelota por los suyos.
Es una delicia ver los mecanismos, la presión alta, la espera de cazar un contragolpe, ver a sus laterales romper líneas y crear nuevas, el temple de Henderson, la elegancia de Van Dijk y lo mortífero que es su espectacular tridente.
No por nada, tienen prácticamente asegurada su primera Premier League (formato actual) con números sumamente imperiales:
• 82 puntos de 87 disputados (faltando nueve jornadas por disputarse)
• Promedio de 2.3 goles por partido anotados
• 0.7 goles encajados por encuentro
• 25 unidades de diferencia con el segundo lugar (Manchester City)
Pero como todo lo que sube, tiene que bajar, el conjunto inglés vio rota su rancha de imbatibilidad de 44 partidos en su Liga contra el Watford, un equipo sumido en el descenso y con un categórico 3-0. Antes de eso, sufrió un revés dolorosísimo ante el Atlético en el Wanda de 1-0, ventaja mínima pero no ante el ‘Cholismo’ y compañía.
La crisis no acabó ahí, Chelsea los echó de la FA Cup, los resultados eran lo de menos, el equipo se ve desconfiado, reflejo de eso en fallos de hombres inobjetablemente claves en el esquema de Klopp.
Mañana, se jugarán una gran parte de la temporada, pero cuando el león está herido, es donde mejor pelea. La mística es inmensa e inmarcesible, Anfield arderá en favor de su mítica escuadra.
Si alguien puede sortear una eliminatoria así, es el Liverpool, en su templo y con su gente.
A fin de cuentas (y como lo he dicho siempre), pase lo que pase…nunca caminarán solos.