James Comey, exdiector del FBI acudió ante el Senado de Estados Unidos para exponer las presiones ejercidas por el presidente Donald Trump sobre el posible entrometimiento de Rusia en las pasadas elecciones.
Después de esto Comey calificó como “muy perturbadores” los pedidos que le efectuó el presidente Donal Trump, también comentó que no tenía duda de que el gobierno ruso estuvo detrás, como el hackeo al Comité Nacional Demócrata, y que fue un acto hostil hacia Estados Unidos.
Sin embargo, también dijo que no tenía evidencia de que hayan logrado manipular el sistema de votos en las elecciones.
El exjefe del FBI (del inglés Federal Bureau of Investigation) culpó a la administración de Trump, que lo despidió de su cargo en mayo del presente año, donde Trump y sus colaboradores de la Casa Blanca señalaron en varias ocasiones que el personal del FBI ya no tenía confianza de Comey y que había un desorden dentro de las oficinas.
“Aunque por ley no precise dar una razón para despedir al director del FBI, el gobierno prefirió difamarme a mí y, más importante, al FBI afirmando que la organización era un desorden, mal conducida, y que los agentes perdieron confianza en su responsable”, se quejó Comey.
Donde inmediatamente la portavoz de la Casa Blanca Sarah Huckabee buscó calmar las aguas con una breve declaración a los medios: “Puedo afirmar con seguridad que el presidente no es un mentiroso y francamente me siento insultada por el cuestionamiento”, dijo
James añadió que no es su papel indicar si Trump incurrió en el delito de obstrucción de justicia por hacerle sugerencias sobre cómo realizar la investigación sobre supuesta intromisión Rusa.
“No pienso que yo deba decir si las conversaciones que tuve con el presidente fueron obstrucción de justicia. Fue una cosa muy perturbadora, desconcertante”, informo el exdirector del FBI durante la audiencia.
Relató que decidió empezar a redactar memorandos internos de todos sus contactos con el presidente, los que después debatió con un limitado circulo de subordinados en el FBI.