Opinión
Vivimos en un mundo que va a 180 o 200 km/h. Esa condición permea en nuestra vida y los 18 clubes de la Liga MX lo saben.
El Repechaje del Guardianes 2021 finalizó ayer con sorpresas y decepciones a raudales. Atlas, Santos Laguna, Toluca y Pachuca se impusieron a Tigres, Querétaro, León y Chivas en ese orden cronológico.
La vida pasa muy rápido pero existen quienes parecen entender la complejidad de un proceso. ‘Guerreros’ y ‘Tuzos’ son ejemplos vivientes de ello.
Aunque se han encontrado en aguar turbulentas, el trabajo, la metodología y la búsqueda constante de mejorar han empujado a la consistencia deseada a los proyectos de Guillermo Almada y Paulo Pezzolano. Sin Brian Lozano, su mejor hombre en el campo y durante un buen tramo de la competición sin Fernando Gorriarán, Almada dotó a la plantilla de carácter, competitividad fincando en un puñado de jóvenes y talentosos canteranos un fútbol de pocos toques y mucha verticalidad.
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En la Bella Airosa, Pezzolano confió en un Roberto de la Rosa que se cansó de fallar ante el arco. Pero las rachas negativas siempre acompañan al delantero y la única certeza es que tarde o temprano se terminarán y fue así que las críticas fueron calladas por el novel ariete azteca, que encadenó con el doblete de ayer cuatro goles en dos encuentros (seis goles en total).
Sin embargo, viene la contraparte. La memoria suele valorizarse en demasía en estos tiempos. Sin embargo, un error es más categórico en la mente de cualquiera que una lista de éxitos.
A pesar de esto, la búsqueda constante del éxito implica una inexorable actualización y Chivas se ha quedado corto en ese sentido con Victor Manuel Vucetich.
Resulta imposible ver la cantidad de errores técnico-tácticos que sufrió el Guadalajara en su goleada de ayer. El cómo una conducción de los locales bastaba para echar abajo toda una estructura montada en el papel, pero nunca en el terreno práctico. Un sistema donde la luz es pagada por inspiración y no por construcción. Donde parecieses que ‘Vuce’ y sus muchachos están esperanzados a frotar la lámpara y que de ella brote Alexis Vega, saque un chispazo de claridad y haga volcar el encuentro en su favor.
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O André-pierre Gignac y la constelación de estrellas adultas en Tigres. Cuando éste esferoide luminoso de plasma está llegando al final de su vida, expulsa una porción de su materia al cosmos y contribuye a la creación de una nueva generación de ellas. Esto parece ser el destino de Ricardo Ferretti y sus casi 11 años al frente de los ‘felinos’. Una estrella que creció, evolucionó, se convirtió en una gigante roja (estrella gigante) y de pronto, sus años la alcanzaron y el brillo se apagó. La forma resultó insuficiente y obsoleta y la triste despedida en el Jalisco fue casi tan catastrófica como la manera en que se anunció su no renovación. Sin embargo, la nueva generación de estrellas ya tiene a su comandante y desde Marsella, Florian Thauvin acelera y regatea ese tiempo de renovación.
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Por último, el no valorar. Los hechos hablan y ha estado establecido desde muchísimo tiempo atrás. Aún así, no podemos privilegiar a un factor que a leguas fue potenciado por el trabajo y reducirlo a cenizas, como vil fogata que mitiga el frío o sirve de fiel acompañante en un asado.
Ignacio Ambriz ha dejado al León luego de un campeonato de Liga, un puñado de buenos torneos y un legado de un fútbol dinámico, avasallador por momentos y facultativo y autosuficiente. La meta internacional fue su pecado capital, su salida el primer clavo a su ataúd y el Toluca, el último. Fuera del análisis correspondiente, resulta increíble (entiéndase la forma) ver por Twitter descalificaciones hacia Ambriz o mencionar que su capacidad de otorgar argumentos a su León es por tener a un Luis Montes, Ángel Mena, entre otros.
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La búsqueda de argumentos parcos y simplistas abundan en el mundo acelerado en el que vivimos, señalar un error por encima de muchos aciertos cotidianos es lo de hoy, se sigue valorando más cuando no está que cuando se tiene, la inmediatez ha matado el ‘proceso’ pero sigue habiendo personas, grupos e instituciones que les gusta salirse del renglón en el que todos estamos.