Tónica distinta, mismo resultado para el conjunto de Münich.
El Bayern llegó al Weserstadion del moribundo Werder Bremen con la encomienda de realizar el acto más constante para ellos en toda la competición, ganar. Lo que ya habían realizado en 23 ocasiones anteriores, era la llave que abriría el baúl dónde la ensaladera aguardaba por su nuevo dueño.
Un atípico partido para los de Múnich se vivió en la casa del Bremen. Abrir la lata se complicó para los hombres de Flick aunque de ocasiones gozaron. Tuvo que aparecer el mejor goleador de la Bundesliga para abiri el marcador que, a la postre, fue definitivo.
Jerome Boateng, que tuvo una actuación sobresaliente, colocó una pelota que sorprendió en la salida a la zaga Die Werderaner, dónde un movimiento en posición correcta de Robert Lewandowski marcó el destino del local.
El polaco recepcionó de pecho y definió ante la salida del arquero Plavenka para su anotación 31 en 32 juegos al 42’.
El trámite de la segunda parte se tornó en favor ligeramente del Bremen, aunque el Bayern volvió a gozar de ocasiones para incrementar su ventaja, aunque sancionadas en fuera de ligar.
La más clara del penúltimo lugar general se dio al minuto 89, dónde la figura del gigante Manuel Neuer se empleó al máximo para evitar la caída de su arco y la coronación de su equipo. El ingresado Fin Bartels colocó un centro que remató de forma poco ortodoxa el japonés Yuya Osako. Neuer fue abajo y metió la atajada que significó el campeonato, la octava consecutiva.